viernes, 10 de agosto de 2012



PSICOANALISIS


“Sólo puede ser educador quien es capaz de compenetrarse por empatía con el alma infantil, y nosotros los adultos no comprendemos a los niños porque hemos dejado de comprender nuestra propia infancia”. Freud

Los adultos hemos olvidado esos primeros años en los que se debe renunciar a la libertad de los impulsos, para dar paso al ser humano como sujeto del lenguaje y la cultura, a consecuencia de la prohibición y la represión, por la pena que causa separarse de lo placentero, el educador deberá tener especial cuidado en la manera de sofocar las pulsiones de los niños, y si bien dicha sofocación se constituye en una de sus tareas, le corresponde poner especial cuidado en el modo de hacerlo, ya que una intervención “violenta” o inflexible, podrá producir efectos indeseados a causa de la imposibilidad de eliminar la pulsión misma y su “gobierno” en el espacio de aprendizaje.

La escuela como sistema de relaciones, se estructura alrededor de tres elementos que la componen, a saber, quien enseña, los estudiantes y el saber enseñado, siendo anudados por el interés primordial de lograr el aprendizaje. Así tenemos que entre educador y saber ocurre una relación didáctica pues el principal objetivo es hacer transmisible ese conocimiento. La relación entre aquel que aprende y el saber la conocemos como relación de aprendizaje, y la relación entre quien enseña y quien aprende.

El discurso psicoanalítico brinda herramientas interesantes y eficaces a la hora de proceder con el “otro" y sin duda sus planteamientos pueden ofrecernos valiosas alternativas para una intervención pedagógica cuando en esta hay algo que no marcha, sin olvidar que se debe partir de lo que se es y está, sin pretender cambiar la realidad educativa sino más bien generar transformaciones y movimientos en ésta.

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