jueves, 24 de mayo de 2012

HABLANDO DE MOTIVACION…




Se ha hablado ya mucho de motivación, todos usamos ese término como aliciente de nuestras actividades, esta vez en particular se abordara la relación que esta tiene en el aprendizaje escolar.
Miles de alumnos asisten a las escuelas con el único motivo de “aprender”, así es como lo manifiesta cualquier estudiante principalmente en los niveles básicos, aunque en realidad no existe tal compromiso, y es que se carece totalmente de motivación, se desconoce el sentido de asistir a las aulas, se va por obligación más que por convicción.

Todo radica del contexto del cual proviene el alumno, es sumamente necesario conocerlo, y esto, no es solo saber su nombre sino sus debilidades y potencialidades que ayuden a impulsar su desarrollo dentro de la escuela.  Y es que hay cosas que pueden hacer la diferencia entre un alumno exitoso y un alumno fracasado, tratándose sobre los contenidos, ¿de verdad son presentados de una manera atrayente?, hay que recordar que el ser humano evoluciona, al igual que su manera de adquirir nuevos aprendizajes, la replantación de estrategias que muestren el interés que tiene el docente para hacer que sus estudiantes mejoren no solo su calidad educativa, sino las relaciones con sus demás compañeros.

Ya que se han mencionado las relaciones sociales dentro de la escuela, es exactamente este, un factor determinante para que un chico (a) tenga la motivación para asistir a ella, lo que experimentan al sentir la aprobación de sus padres, profesores y compañeros, es decir, satisfacer su necesidad de pertenencia. En tanto el estudiante se sienta parte del grupo al que pertenece, y conforme vaya realizando las tareas encomendadas aplicando su creatividad y sintiéndose satisfecho de ello notara en él las condiciones para continuar con su instrucción escolar. Experimentar que se es mejor que otros (Tapia, Alonso) es lo que buscan los alumnos, se pretende hacer las cosas para quedar bien frente a los demás muy por encima de aprender bien.
Esto es que muchas veces el docente evalúa bajo prejuicios y pocas veces nota el esfuerzo de superación de sus alumnos, descalificando o menospreciando las metas o tareas de algunos.

La consideración a buen juicio sobre los premios o castigos que se ofrezcan para el desarrollo de las actividades, se debe ser cauteloso y prudente con este tipo de incentivos porque más allá de ayudar podrían perjudicar de manera permanente a quien lo recibe.

¿Será posible que un docente exitoso logre contagiar a sus estudiantes con buena actitud y que pase lo mismo con uno fracasado? Sin duda la respuesta será afirmativa, debido a que la actitud es contagiosa, por esta razón la labor educativa debe mejorar, y la mejor manera es involucrando en todo sentido a la sociedad.

Estar en pro de la auto-educación, desgraciadamente estamos acostumbrados a aprender solo lo que nos dicen y no lo que nos atrae, y realizamos actividades y logramos metas que nos imponen. Si se lograra mostrar al niño o joven sobre los verdaderos beneficios que trae consigo el aprendizaje seguramente sentirá la motivación necesaria no solo para asistir a la escuela y recibir la instrucción necesaria, sino para comprometerse e ir con la disposición de captar esa información, de hacerla suya y por fin aplicarla en algún momento de su vida que es la finalidad que tiene la educación: educar para la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario